FATIMA SE ENCHUFA A LA LUCHA
Llega
el invierno y en Fátima, como en muchos otros barrios, y como todos los años,
se presiente la oscuridad. Como si fuese el fiel reflejo de los que nos
atraviesa a los barrios excluidos, la desolación misma. Estar sin luz y ver el
estado de las instalaciones en nuestros barrios, es algo más que simbólico: es
la violencia social en una de sus infinitas expresiones, es la evasión de los
deberes del Estado, es la cara visible de la negligencia por la que seguimos
lamentando víctimas, una bomba de tiempo que estalla a toda hora, en manos de
los desposeídos.
Sea
invierno o verano, los cortes de electricidad no tienen día ni horario, pero
forman parte del cronograma de los barrios, dentro del perfecto plan de
exclusión de los administradores de turno de la Ciudad de la Furia. Comida echada
a perder, sin leche para los bebés, inviernos sin agua caliente para el baño,
veranos sin nada fresco para combatir el calor, sin luz en las noches, nos
acorralan a consumir y a ser parte del salvaje oportunismo de la venta de velas
y otros insumos básicos.
Solo
basta caminar las calles para mirar los postes y reconocer los grandísimos
focos de incendio, que no mueven ni un pelo a los políticos de turno, y de los
cuales sólo se acuerdan en épocas electorales, con “parches” que anestesian con
eficacia a lxs vecinxs desorganizadxs
Ni
los reiterados incendios en Los Piletones y Barrio Esperanza (entre otros
barrios de la Ciudad) de estos últimos años, con muertes incluidas, ni la evidente
emergencia eléctrica en todos nuestros barrios parece moverle el tablero al
Instituto de la Vivienda (IVC), ni a la Unidad de Gestión de Intervención
Social (UGIS), ni a la compañia eléctrica
(Edesur), quienes son los responsables y se desentienden de la situación pasándose la pelota uno a otro, cuan picado de futbol.
Aunque
hubo algunos trabajos puntuales sobre la red eléctrica en Fátima, no dejan de
ser insuficientes y no responden a las necesidades de fondo. El panorama es claro
y ya no se puede maquillar: el sistema eléctrico está totalmente colapsado y en
peligro de incendio. Además de una evidente falta de mantenimiento de las
líneas principales, y de los postes de distribución (últimamente se
“acomodaron” algunos cables), la demanda supera ampliamente la capacidad de los
transformadores instalados. No hace falta ni hablar de la palabra
“Planificación”, que no aparece en el diccionario de quienes deciden sobre
nuestro presente y futuro.
Si
bien existen leyes que obligan a la Ciudad de Bs. As. a hacerse cargo de los
servicios esenciales en los barrios precarios, como la Ley 148 de la Ciudad,
claramente no se cumplen y hasta se desvían fondos para publicidad política.
Sin embargo, está en proyecto una ley que declara en Emergencia Eléctrica a
todas las villas, asentamientos y Núcleos Transitorios Habitacionales (N.T.H.)
que ponen en evidencia las políticas de abandono y exclusión en nuestros
barrios, y que es de URGENCIA solucionar los problemas de precariedad y demanda
de las instalaciones, con un seguimiento cercano de todos los actores, entre
ellos NOSOTRXS vecinos y vecinas, lxs que la sufrimos todos los días.
Esto
no da para más, la alternativa a la anestesia generalizada es la lucha
organizada. Presionar para que se cumplan las leyes vigentes, y para que se
declare la Emergencia Eléctrica. Sabemos bien los vecinos y vecinas que esto
sucede desde hace años y nunca se solucionó. No es casualidad que todas las
villas de la Ciudad estén en la misma situación, tampoco es casualidad que no se
quiera solucionar el problema. Poner en condiciones la instalación eléctrica
implicaría al Estado de la Ciudad reconocernos como sujetos con derechos, algo
que se nos negó históricamente. Y la electricidad como servicio básico,
instalada de una forma digna y con visión a futuro es sólo una parte de lo que
sería la verdadera solución a muchos de los problemas que siempre padecimos, la
definitiva Urbanización de los barrios.
Salgamos
a reclamar lo que nos corresponde y gritemos con fuerza vecinos y vecinas,
¡Basta de estar desconectados! ¡Urbanización YA!